martes, 11 de septiembre de 2012

METEMPSICOSIS

La palabra metempsicosis viene del griego μετεμψύχωσις (metempsychosis), compuesto de: μετα- (meta) - junto a, después de, entre; Éν- (en, dentro) - este cambia a m antes de p, por eufonía; Ψυχη (psyche = alma) y -ωσις (-osis = formación, impulso o conversión).
      La metempsícosis consiste  en la transmigración del alma a otro cuerpo tras la muerte. O más llanamente, reencarnación. La palabra era utilizada por los antiguos órficos y, posteriormente, órficos-pitagóricos. Esta reencarnación al modo griego no depende de karma alguno como en filosofías orientales, sino de la necesidad de purificación del alma. 
      La creencia en la reencarnación estaba presente en los ritos órficos y dionisiacos referido al mito del dios Dioniso. Al nacer el dios Dioniso fue raptado por los titanes. Éstos cocieron su cuerpo en una caldera y lo devoraron. El corazón quedó en la caldera y a partir de él, la diosa Gea resucitó a Dioniso. Los gigantes fueron fulminados por el rayo de Zeus. De las cenizas de los titanes caídas a la tierra nació la raza humana. Por eso los seres humanos tienen una materia titánica impura y una chispa de divinidad procedente del cuerpo de Dioniso devorado por los gigantes. Esta chispa de divinidad es el alma. Y puesto que está contaminada por la materia titánica, debe purificarse y sufrir transmigrando por el mundo material. No obstante, este proceso se puede interrumpir para regresar definitivamente al plano divino. Para lograrlo, los órficos, y luego los órfico-pitagóricos, practicaban unas estrictas normas de vida que incluían el vegetarianismo, ciertas prohibiciones alimenticias (las habas por ejemplo eran un alimento prohibido); y prácticas y aprendizajes vinculados a la música y la matemática. También seguían en sus ritos iniciáticos los aprendizajes sobre cómo actuar en el mundo del más allá que, según la tradición, les había trasmitido el poeta, profeta y cantor Orfeo. La leyenda cuenta que Orfeo había descendido al Hades para rescatar a su esposa muerta, Eurídice. Tras fracasar en su intento de rescate, volvió a la tierra y desveló los secretos del Hades a sus discípulos. ¿Qué secretos? Al morir, las almas eran conducidas por Hermes hasta la orilla de la laguna Estigia. La laguna era cruzada en la barca de Caronte. Al entrar en el Hades y atravesar en un estado obnubilado sus brumosos campos, llegaban sedientas a la fuente de Leteo en cuyas aguas solían beber ansiosas. Leteo es la fuente del Olvido que proporciona el olvido total de la vida anterior. Este olvido era necesario para que las divinidades infernales reenviaran las almas de nuevo a un cuerpo que nace. Si no se bebía de Leteo y no se producía el olvido, el alma renacía en el Hades. Frente a Leteo se producía pues un dilema. Los órficos y pitagóricos abominaban de los dos caminos. Y trataban de evitarlos. Para ello aprendían técnicas sobre cómo realizar la catábasis (descenso al mundo de los muertos) e impedir el ciclo de las reencarnaciones y la temida reencarnación en el Hades. Usando en el Hades ciertas contraseñas y recitados, los iniciados órficos lograrían resistir la tentación de la sed y pasarían frente a la fuente de Leteo sin beber. Llegarían así a la fuente de Mnemósine, situada junto a un álamo blanco, cuyas aguas proporcionan la eterna memoria. Al beber de ellas se quedarían para siempre en los Campos Elíseos.